El hilo se corta por lo más delgado...pareciese ser la premisa de las noticias que han salido a la luz en estos dias sobre los incentivos en las Farmacias de Cadena. La verdad de fondo es que el sistema entero de comercialización y margen, se basa en estás prácticas, en donde el cumplimiento de metas y concursos alcanzan no tan sólo a auxiliares o dependientes de farmacia sino que también a los Químicos-Farmacéuticos y supervisores de éstos. Un sistema en donde el uso irracional de medicamentos como sustento de las utilidades comerciales comienza a ser cuestionado.
Un tema incómodo para muchos, que quizas preferiríamos callar en pos de una mal entendida "defensa de la profesión". Pero no podemos crucificar a los dependientes de farmacias por ser los principales partícipes finales de un sistema de comisiones en la farmacia de cadenas que ha dado lugar a muchas prácticas reñidas con la ética profesional.
Sobretodo cuando aquellos incentivos también alcanzan y en mayor magnitud a los "Jefes de Local", los Químicos Farmacéuticos...
Si alguien preguntase cual es el tema de fondo en este asunto, respondería que no son ni los incentivos a dependientes ni Químicos-Farmacéuticos, sino que como las políticas comerciales basadas en el uso irracional de medicamentos se han transformado en el sustento del crecimiento y fortalecimiento del sistema de farmacias de cadena en Chile.
Lo anterior, porque los incentivos comienzan desde que los laboratorios deben pagar por tener una ubicación física preferencial en las farmacias, cuando pagan comisiones preferenciales por la venta y alcance de metas en sus productos entre otras prácticas. Asi se incia una escalada, en donde desde el nivel gerencial de las Cadenas se exige y promueve a todo el personal de farmacias -incluyendo a los Farmacéuticos y auxiliares- cumplir con metas mensuales y promociones a cambio de mejoras salariales.
Las comisiones y la participación de la venta total de los locales no son algo negativo por naturaleza, pueden ser herramientas útiles para el desarrollo de empresas relacionadas con la venta por lo que no debemos caer en el error de "satanizarlas". Sin embargo, cuando llegan a ser el 80% del sueldo de un trabajador o son usadas a tal extremo de dar lugar a prácticas como la negación de genéricos o el cambio indiscriminado de recetas médicas vale la pena reconsiderar su orientación a nivel general.
Hoy en día la situación es grave, debido a que muchos Farmacéuticos son valorados en este esquema según su "habilidad profesional" para obtener los mejores márgenes, siendo ellos, muchas veces, los principales promotores sobre su "fuerza de venta" (dependientes) de las metas a alcanzar y aumentar la "velocidad de rotación" de los medicamentos estratégicos. Muchas veces, el Farmacéutico ha de callar y omitir su opinión sobre muchísimas prácticas poco éticas e incluso ilegales como las que denuncia el Colegio Médico.
Debemos enfrentar esta situación con altura de miras, no podemos crucificar a dependientes ni a farmacéuticos por prácticas que a fin de cuenta mejoran los irrisorios sueldos base que ambos reciben. Sino que se deben enfocar los esfuerzos a buscar el equilibrio adecuado entre la recompensa justa al esfuerzo del trabajador (comisiones) y el límite del uso irracional de medicamentos.
En otro escenario, en un marco de funcionamiento en donde todo esta permitido y en donde las multas y la fiscalización son mínimas ¿Cómo puede sobrevivir un empresario de cadena?.
Me pregunto esto porque si hipotéticamente una cadena de farmacia decidiese actuar éticamente y no sustentar sus utilidades en el uso irracional de medicamentos, en el esquema actual quizas correría el riesgo de quebrar. Lo anterior, porque en esta selva desregulada, si una cadena tomara esa decisión lo más probable es que sería aplastada economicamente por otra que decidiera si hacerlo. Por tanto el problema radica en un escenario poco desregulado y poco fiscalizado en donde la autoregulación del mercado esta haciendo estragos y no permite virar atrás.
Estamos frente a un escenario complejo en donde son múltiples los factores que influyen para que nos encontremos en esta situación y en donde hace falta crear instancias de diálogo entre los diferentes actores (Estado, Organizaciones de Farmacéuticos, Auxiliares, Cadenas)para realmente trabajar en la busqueda de un sistema más humanizado, ético y con mayor información para la población.
Un tema incómodo para muchos, que quizas preferiríamos callar en pos de una mal entendida "defensa de la profesión". Pero no podemos crucificar a los dependientes de farmacias por ser los principales partícipes finales de un sistema de comisiones en la farmacia de cadenas que ha dado lugar a muchas prácticas reñidas con la ética profesional.
Sobretodo cuando aquellos incentivos también alcanzan y en mayor magnitud a los "Jefes de Local", los Químicos Farmacéuticos...
Si alguien preguntase cual es el tema de fondo en este asunto, respondería que no son ni los incentivos a dependientes ni Químicos-Farmacéuticos, sino que como las políticas comerciales basadas en el uso irracional de medicamentos se han transformado en el sustento del crecimiento y fortalecimiento del sistema de farmacias de cadena en Chile.
Lo anterior, porque los incentivos comienzan desde que los laboratorios deben pagar por tener una ubicación física preferencial en las farmacias, cuando pagan comisiones preferenciales por la venta y alcance de metas en sus productos entre otras prácticas. Asi se incia una escalada, en donde desde el nivel gerencial de las Cadenas se exige y promueve a todo el personal de farmacias -incluyendo a los Farmacéuticos y auxiliares- cumplir con metas mensuales y promociones a cambio de mejoras salariales.
Las comisiones y la participación de la venta total de los locales no son algo negativo por naturaleza, pueden ser herramientas útiles para el desarrollo de empresas relacionadas con la venta por lo que no debemos caer en el error de "satanizarlas". Sin embargo, cuando llegan a ser el 80% del sueldo de un trabajador o son usadas a tal extremo de dar lugar a prácticas como la negación de genéricos o el cambio indiscriminado de recetas médicas vale la pena reconsiderar su orientación a nivel general.
Hoy en día la situación es grave, debido a que muchos Farmacéuticos son valorados en este esquema según su "habilidad profesional" para obtener los mejores márgenes, siendo ellos, muchas veces, los principales promotores sobre su "fuerza de venta" (dependientes) de las metas a alcanzar y aumentar la "velocidad de rotación" de los medicamentos estratégicos. Muchas veces, el Farmacéutico ha de callar y omitir su opinión sobre muchísimas prácticas poco éticas e incluso ilegales como las que denuncia el Colegio Médico.
Debemos enfrentar esta situación con altura de miras, no podemos crucificar a dependientes ni a farmacéuticos por prácticas que a fin de cuenta mejoran los irrisorios sueldos base que ambos reciben. Sino que se deben enfocar los esfuerzos a buscar el equilibrio adecuado entre la recompensa justa al esfuerzo del trabajador (comisiones) y el límite del uso irracional de medicamentos.
En otro escenario, en un marco de funcionamiento en donde todo esta permitido y en donde las multas y la fiscalización son mínimas ¿Cómo puede sobrevivir un empresario de cadena?.
Me pregunto esto porque si hipotéticamente una cadena de farmacia decidiese actuar éticamente y no sustentar sus utilidades en el uso irracional de medicamentos, en el esquema actual quizas correría el riesgo de quebrar. Lo anterior, porque en esta selva desregulada, si una cadena tomara esa decisión lo más probable es que sería aplastada economicamente por otra que decidiera si hacerlo. Por tanto el problema radica en un escenario poco desregulado y poco fiscalizado en donde la autoregulación del mercado esta haciendo estragos y no permite virar atrás.
Estamos frente a un escenario complejo en donde son múltiples los factores que influyen para que nos encontremos en esta situación y en donde hace falta crear instancias de diálogo entre los diferentes actores (Estado, Organizaciones de Farmacéuticos, Auxiliares, Cadenas)para realmente trabajar en la busqueda de un sistema más humanizado, ético y con mayor información para la población.